Exploración de los sifones en la Cueva de Basconcillos

La Cueva de Basconcillos, vieja conocida del G. E. Ribereño, vuelve a ser objeto de nuestro interés debido a que la experiencia en espeleobuceo alcanzada por esta sección del grupo está permitiendo afrontar con seguridad la exploración de sus galerías sumergidas. En septiembre de 2016 se exploró el primero de sus sifones sin que se encontrara continuidad; en octubre del mismo año la exploración del segundo sifón dio como resultado la conexión con la cueva de Los Moros; y actualmente se encuentra en exploración el final de la galería baja del Anticlinal.

La cavidad forma parte de un conjunto kárstico en el que las aguas del río Hurón y del arroyo Mundilla a partir de su confluencia en Basconcillos del Tozo han creado un peculiar fenómeno geológico al excavar un valle ciego en cuyo extremo prosiguen su curso bajo tierra, dando origen a la Cueva de Basconcillos, y volviendo a ver la luz de nuevo a un kilómetro de distancia ya con el nombre de Rudrón, en un valle abierto a la cuenca mediterránea.

En este conjunto la Cueva de Basconcillos es el principal elemento, al que se le asocian algunas pequeñas cavidades residuales cercanas a su boca de entrada, tres grandes dolinas de hundimiento sobre la galería principal y, ya en la zona de resurgencia, la cueva de Los Moros, la Fuente del Molino y el Manantial del Rudrón. El G. E. Ribereño publicó una parte del resultado de sus trabajos en la Cueva en Mesetaria, nº 2 (1986), Revista de la FCLE; y el G. E. edelweiss, en su boletín  Cubía 17 (2013), presenta un interesantísimo trabajo de recopilación de cavidades y descripción geomorfológica e hidrológica de la zona.

El Ribereño comenzó la prospección de la zona en 1981 como consecuencia de su integración en el Servicio de Investigaciones Espeleológicas de la Diputación de Burgos, centrándose especialmente en la exploración de la Cueva de Basconcillos, de la que existía un plano parcial realizado por el G.E. Gacela en 1976. Desde ese momento hasta 1986 se rehízo por completo la topografía de la Cueva, incluyendo la cueva de Los Moros, y se localizó y topografió gran parte de las cavidades -de escaso desarrollo- de Basconcillos y Hoyos del Tozo. Desde entonces nuestra presencia en la zona se fue reduciendo a regulares visitas anuales a la Cueva de Basconcillos y a esporádicas incursiones para fotografía o para descarte de incógnitas que generalmente han requerido técnicas de escalada. Sin embargo, en 2016 comenzó a cuajar la idea de explorar las áreas sumergidas, especialmente los dos sifones del final del Anticlinal, ya que desde 1985 hemos tenido firmes evidencias de que al menos uno de ellos conecta con la cueva de los Moros.

El 12 de septiembre de 2016 un equipo formado por los espeleobuceadores Rubén Moro, Esteban Velázquez y Rebeca Fuertes, con el apoyo de Pablo González, Óscar Fouz y Fernando Ortiz abordaron la exploración de un posible sifón situado al final de un tramo lateral y descendente de la galería Anticlinal en el que desembocan otros ramales inferiores normalmente activos. Rubén descendió a 6 m de profundidad por un espacio libre entre bloques y una pared lateral hasta que a los pocos metros de progresión el flujo atraviesa un estrechamiento entre suelo y bóveda que impide el paso al buceador.

El 1 de octubre del mismo año Rubén, Rebeca, Esteban, Pablo, Fernando, Miguel González, Mª José Jimeno y Víctor Peinador se dirigen al primero de los dos sifones del tramo final. Se trata de una galería transversal de trazado meandriforme que no recibe aportes en estiaje, pero alberga un lago permanente en el que a los 30m queda sumergida por completo. En la cueva de Los Moros podemos ver el final del sifón, pues al fondo de su galería occidental, descendiendo entre bloques, se alcanza el extremo opuesto de esta galería inundada. Efectivamente, Rubén recorre 45m y consigue conectar con la cueva de Los Moros en el lugar esperado.

El 14 de mayo de 2017 comienza la exploración del sifón del extremo final del Anticlinal. Un equipo compuesto por Rubén, Rebeca, Pablo, Fernando y Víctor sirven de apoyo para que Esteban pueda avanzar sumergido durante 60 metros hasta llegar a un caos de bloques que junto a la gran turbidez del agua le obliga a suspender la exploración.

El pasado 3 de diciembre se organizó una nueva expedición por Esteban, Rebeca, Fernando, Pedro Carazo y Juan Carlos Martín, del G. E. Ribereño; Josean Noriega, del Club Cántabro de Exploraciones Subterráneas (CCES); Fernando Pino, del G. E. Edelweiss; y Patricia Pérez y Javier Laguillo, de la Fundación Espeleosocorro Cántabro (ESOCAN). En esta ocasión Esteban y Rebeca recorren el tramo ya conocido hasta llegar al tapón de bloques en el que, durante varios minutos, mientras la visibilidad se lo permite, buscan infructuosamente algún hueco por donde proseguir. Finalmente retroceden sin perder la convicción de que aún quedan posibilidades que habrá que tantear en un próximo intento. El trazado topográfico indica que se encuentran muy cerca del extremo oriental de la cueva de Los Moros.

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